-…”Las nubes no son esferas, las montañas no son conos, las costas no son círculos, como la corteza de un árbol no es plana ni un rayo viaja en línea recta…” (Mandelbrot, 1984)
Los fractales son sin duda alguna parte fundamental del nuevo lenguaje de la complejidad y el caos, […] habitan en esa frontera tan sutil entre el orden y el desorden. (Citas del texto “Fractus, fracta, fractal” de Vicente Talanquer)
Fractal curatorial
Del origen. Haber observado, haber tocado, haber escuchado. Son los helechos, es el roquerío, es la cornamenta. Es el follaje reflejado en sus raíces. El centro de la academia universitaria, reencontrado en un instante, cuando las disciplinas se tocaron las manos buscándose. El arte, encontrándose en la ciencia; la ciencia, buscándose en el arte; la palabra, a la escucha. Recordarse, aprenderse, reenviarse. Tres rostros frente a frente.
Burbujas en el mar. Del mismo modo en que el agua corre y se abre paso, se arremolina y se desenlaza, rodea piedras y pueblos, jugamos con el aire y con el cuerpo (con las palabras), nos apoyamos en el flujo de la imaginación ramificada, tensos como ramas, remecidos de profundidad como raíces, buscadores de altura (como ramas), y salimos a respirar, a inhalar más caminos que dibujaron figuras. Del mismo modo.
Grillo. Si todo fluye, entonces todo es otra cosa. Y él canta sin descanso; no lo sabe, canta y no se cansa, se oculta y sigue cantando. Y ahí nosotros. Sin descanso. En la intemperie de lo mismo de las cosas. De las cosas que son otras cosas. Del abismo de lo mismo. Entonces no se cansa, es flujo entonces: superficie y hondura, texturas insondables, o bien transitables y habitables, que son gotera y son grillo, y son entonces lo mismo.
La palabra. Se parece a un dibujo sin destino, a una voluntad desarraigada que sin embargo continúa, a una caminata sin derrotero por las más diversas superficies; porque ella también es pura superficie; aire, lengua, gesto, chasquido, ruido blanco que no se conforma; se quiere derramada en saliva o en tinta o en soplido o en pixeles, se siente primera piedra, se sueña fundaciones; ella, que es tan parecida al vacío de Dios.
El número. Inherente al latido de cuanto somos y de cuanto podríamos ser y de cuanto nos circunda y de cuanto nos cerca, numen o volumen, proporción de lo desproporcionado, rostro que gesticula, que gesticula, que gesticula, ha nacido y nos ha nacido. Pero, si hacer la cuenta es hacer un cuento, ¿cuál es el cuento que se cuenta? ¿El que nos duplica o nos multiplica? Si pedimos cuenta, no nos damos cuenta.
Escultura. Un modo de respirar y de caminar por el mundo, un modo de hacer mundo, un mundo por despertar. Adelantada es la forma; erguida es la figura; el recuerdo, persistente hacia la otra forma, anhelante de más figura. Mirar lo mismo y ver lo distinto, esculpir será escuchar maderas y metales, será presentir las piedras y adivinar la arcilla, será quebrarse todo eso, todo tan fractal, siempre fractal y siempre.
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